Fuera de
casa, frente a la ventana de mi cuarto, me gustaba mirarlo. Veía
cómo curioseaba entre mis cosas, hojeaba mis libros, olfateaba mi ropa,
acariciaba mi cama y miraba hacia la puerta, esperando mi llegada. Triste y
exhausta, entraba a mi habitación sabiendo que allí no encontraría nada. ¡Ojalá
viviéramos en la misma dimensión!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario